Always a Bride (1940)

Alice Bond está bajo mucha presión de sus padres para que se case con Marshall Winkler, un fanfarrón arrogante cuya única cualidad positiva es su dinero. Alice realmente se preocupa por Michael Stevens, un ne'er-do-well increíblemente encantador pero absolutamente poco ambicioso. Incluso Alice se da cuenta de que no hay futuro para un hombre que se contenta con absorber a su rico tío en lugar de trabajar. Michael convence a los padres de Alice de que le dejen casarse con ella si puede conseguir el trabajo que pretende conseguir. El problema es que el trabajo es el de alcalde, y para conseguirlo, debe enfrentarse a la formidable maquinaria política del actual alcalde Loomis.