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Axel Skönman está cortejando a las mujeres en grandes cantidades. Utiliza cada vez más conscientemente y en exceso su encanto innato y viable, evolucionando hacia un puro Don Juan. Durante su carrera, en parte en Suecia, pero sobre todo en el extranjero, Axel seduce, por ejemplo, a una propietaria de mercancías y a su hija de quince años, a una cantante de cabaret, a una rica viuda estadounidense, a una condesa francesa, a un gerente de una casa de moda, a un artista, a grandes como la esposa de su hermano.