Mía para siempre (1947)

En 1922, la joven compositora y pianista Olwen Trevelyan, preocupada y sin dormir por su incapacidad para terminar las notas finales de su composición, cae y muere desde los acantilados de Cornualles. A medida que pasan los años, la hermana de Olwen, Julia, mantiene viva obsesivamente la memoria de Olwen en la casa familiar. La joven compositora gana fama póstuma debido a su trágica muerte y su inquietante e inacabada composición, "El sueño de Olwen". Veinticinco años después, en el aniversario de la muerte de Olwen, la familia se reúne para escuchar una transmisión de radio de "The Dream". De repente, una mujer joven irrumpe en la habitación, se sienta al piano y comienza a tocar con la música. Afirmando haber perdido la memoria, la joven es atendida por la obsesionada Julia, quien llega a creer que es la reencarnación de su hermana muerta.