En visperas de la muerte (1948)

Tom y Ann Quinn forman un equipo de baile destartalado, y mientras Don busca compromisos, Ann trabaja como instructora en una academia de baile, y el detective Judd es uno de los muchos clientes que conoce. En una calurosa noche de verano, Tom, despertado de su sueño, arroja su único par de zapatos por la ventana para calmar a dos gatos ruidosos. Él baja a recuperarlos y no puede encontrarlos, pero Ann los descubre frente a su puerta a la mañana siguiente. Un recluso avaro cercano es encontrado asesinado en su sótano ese mismo día, mientras que Tom encuentra una billetera en la academia de baile llena de billetes viejos de 20 dólares. Las huellas, que llevan una huella como las de los zapatos de un bailarín de claqué, más la nueva riqueza de Don se combinan para formar un buen caso de evidencia circunstancial para la policía contra Tom, y este es condenado. Antes de su ejecución, Ann busca la ayuda de Judd para demostrar que Tom es inocente. Encuentra a un sospechoso, Kosloff, pero una coartada sólida lo absuelve.