En el cielo no hay caminos (1951)

Theodore Honey es un ingeniero aeronáutico que ha sido enviado a Labrador desde Londres para examinar los restos de un nuevo avión de pasajeros diseñado por su empresa. Su teoría es que los aviones son susceptibles a la fatiga del metal después de una cantidad específica de tiempo en el aire. Honey, distraído, aborda el avión de la clase Reindeer y solo se da cuenta de que este avión está a punto de fallar en las próximas horas después de que el avión esté en el aire. Decide advertir a la tripulación y crea un incidente independientemente de si tiene razón o no.