La amada de Júpiter (1955)

Fabius ama a su hermosa pero vulnerable ciudad, Roma, y ​​también ama a su hermosa pero invulnerable prometida, Amytis. Fascinada por las historias que ha escuchado sobre Aníbal, que está a punto de atacar Roma, Amytis es conducida por la curiosidad hasta el borde de su campamento. Capturada, hace una última petición al indiferente Hannibal... que perdone a la ciudad. Ella se ofrece a llevarlo a la cima de una colina donde puede demostrar que tomar la ciudad no vale la pena. Hannibal va con ella, a pesar de que ella tiene que poner su mano debajo de su barbilla y flotarlo a través de un río ya que él no sabe nadar. En poco tiempo, Aníbal está investigando más a Amytis que a Roma. Y Fabius descubre que no puede defender ni a su ciudad ni a su prometida contra los avances de Hannibal. Especialmente después de que pinta sus elefantes con colores brillantes porque Amythis piensa que el gris es monótono.