El prisionero (1955)

Un cardenal es arrestado por traición al Estado. Como Príncipe de su iglesia, es un héroe popular de este pueblo por su resistencia contra los nazis durante la guerra, y su resistencia después de que su país cayera nuevamente ante otro conquistador totalitario. En prisión, su interrogador está decidido a conseguir una confesión de culpabilidad del hombre de carácter fuerte y así destruir su poder sobre su pueblo. Las batallas verbales y psicológicas son apasionantes y poderosas, ni siquiera las crecientes presiones ejercidas sobre el Cardenal pueden obligarlo a debilitarse, ni siquiera el aislamiento, la luz constante en su celda, el insomnio, los esfuerzos por convencerlo de que se está volviendo loco. Y, sin embargo, en el conflicto cada vez más profundo, el prisionero magníficamente indomable crea una tremenda lástima por su torturador.