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En 1957 Carlo Lizzani pasó diez meses de su vida como cineasta e investigador en China,realizar el primer largometraje documental de un director occidental en esa nación que en aquella época era considerada casi como un país de cuento de hadas por los occidentales.Lizzani supera las considerables dificultades de tal operación y con una pequeña tripulación se aventura en las infinitas estepas,viaja a lo largo de la gran muralla,atraviesa los extensos ríos hasta llegar a las grandes ciudades,Llevar a la fuerza,Beijing.Al realizar "Detrás de la Gran Muralla"." Lizzani casi se transforma en antropólogo.De hecho, la primera mitad de la película está dedicada a las antiguas tradiciones de los agricultores,pescadores,gente religiosa,gente de los pueblos en constante contacto con una naturaleza suprayacente.Así asistimos a la pesca con el cormorán,la caza del tigre con red,las ceremonias de los maestros budistas,y las prácticas cotidianas de la gente común que se originan desde siglos pasados.Luego, Lizzani contrasta la tradición con la modernidad centrando el contraste en el papel de la mujer: desde una joven novia vendida a un marido joven hasta un trabajador en la gran construcción del puente de Wuhan,o una joven estudiante que en el futuro probablemente constituirá un elemento de cierre de un ciclo centenario de explotación femenina.La película termina con el grandioso desfile de miles de acróbatas,fantasiosos,escuelas que parecen querer devolver todo a la unidad,fuerza motriz y verdadera fuerza de un pueblo,a pesar de la extrema diversidad de los distintos grupos étnicos de un país tan grande.