Lo más buscado
No se encontraron resultados
Escribir un artículo
Iniciar discusión
Crear una lista
Subir un video
Una botella de whisky escocés llevada por el capitán Sam MacKenzie, veterano de la Segunda Guerra Mundial, de los EE.S.Marine Corps proporciona el "pegamento" que mantiene unida esta historia.Su valor reside directamente en su simbolismo: un amuleto de buena suerte y un objeto de esperanza, así como de lealtad.La botella de whisky escocés en sí fue recibida por Sam MacKenzie en 1942, durante una licencia de la Guerra del Pacífico.Se suponía que Sam y su prometida, Anne, lo disfrutarían, pero ambos lo reservaron para una feliz reunión después de la guerra.Ahora es 1950, al comienzo de la Guerra de Corea y el capitán Sam MacKenzie, comandante de la Easy Company, todavía lleva consigo su botella de whisky escocés, como amuleto de buena suerte.La línea de la historia retrocede a varios casos en los que Sam casi abre su botella de whisky escocés.Durante los salvajes combates en la península coreana congelada por el invierno, Sam debe mantener unida a su compañía mientras el enemigo acosa a las fuerzas de las Naciones Unidas durante una retirada temporal.En numerosas ocasiones, Sam se ve tentado a abrir su botella de whisky escocés para aliviar el sufrimiento de sus hombres heridos o para ahogar su propio dolor.Se resiste a estos intentos, prometiéndose a sí mismo y a sus hombres abrir la botella cuando todos lleguen a la seguridad de sus propias líneas.Durante una de las brutales escaramuzas con los enemigos comunistas, Sam resulta gravemente herido.El helicóptero de evacuación médica llega para transportar a los heridos, incluido Sam.Deja atrás su preciosa botella de whisky escocés, con sus hombres para que la usen cuando se sientan oprimidos y necesiten un trago fuerte.Sus hombres, encabezados por el sargento de la compañía, finalmente llegan a las líneas amigas y son evacuados en camión con la compañía vecina.Mientras están en los camiones de evacuación, los hombres de la compañía de Sam reflexionan sobre si finalmente deberían abrir la botella de whisky escocés y disfrutar de una bebida.Al darse cuenta de que fue la promesa de un trago de esa botella lo que mantuvo su moral alta durante las peores batallas, todos se niegan a abrirla.Los hombres deciden guardarlo, como algo que les trajo buena suerte, para el comandante de su compañía herido, el capitán Sam MacKenzie.