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En el cumpleaños de Hitler, los alemanes deciden organizar un partido de fútbol entre prisioneros de guerra y alemanes. Asignan la tarea de organizar el equipo a un conocido jugador de fútbol olímpico que exige para su equipo comida y la oportunidad de entrenar. Aunque el organizador cree que el fútbol es sagrado y hace todo lo posible para entrenar al equipo, tiene la tentación de escapar junto con los demás, cuando encuentran una oportunidad. Los atrapan, pero el juego se lleva a cabo de todos modos. Juegan, con la esperanza de que puedan ser perdonados y no ser ejecutados al final. Sin embargo, juegan demasiado bien y los enfurecidos alemanes los ejecutan antes de que termine el juego.