Todos somos cobardes (1960)

Al final de la Segunda Guerra Mundial, un soldado alemán al que a menudo se le ordenaba ejecutar a mujeres y niños deserta e intenta encontrar un escondite en su pueblo natal. Casi de inmediato, todo el pueblo es evacuado, excepto el desertor y una chica francesa que es una trabajadora compulsiva. Creyendo que el régimen nazi se ha ido para siempre, derriban todos los carteles nazis. La niña también roba ropa de civil para el soldado de su patrón. Pero al día siguiente los alemanes están de vuelta y decididos a averiguar quién se llevó los carteles. El empleador no se atreve a denunciar a la niña por temor a que él también sea sancionado. Cuando el desertor comprende que no hay refugio y que sus padres y su hermana menor serán asesinados si los alemanes lo encuentran, se suicida. Quince años después, cuando se construye un parque de diversiones de corta duración, aparece el cadáver del desertor, pero incluso sus padres prefieren olvidar lo sucedido y dejar el cadáver sin identificar.