Perdue (1919)

Para algunos, la desgracia no necesita la prueba del tiempo. Es el caso de Marcelle Monfort, de tres años, que ve morir repentinamente a su madre en un jardín público mientras su arruinado padre se dirige a América. Acogida por Madame Jalin, una lavandera, Marcelle crece soportando los celos de Louise, la hija de Madame Jalin. Habiendo tenido suficiente de la situación, Marcelle se va de casa y pronto se enferma. Afortunadamente, se beneficia durante un tiempo del apoyo compasivo de Mademoiselle de Beaurenon. Pero sus problemas aún no han terminado, ya que su benefactor muere y los codiciosos parientes de la buena dama la echan de casa porque creen que son sus herederos. Rose, la antigua empleada doméstica, cuida de Marcelle hasta que, por fin, la suerte mejora. No solo su padre regresa de los Estados Unidos, sino que Madame de Beaurenon también le deja todos sus bienes.