Hlidac c.47 (1937)

El joven comerciante del pueblo, Ferda Zuska, quiere tirarse frente a un tren porque su chica se ha casado con otro hombre. En el último momento es salvado por el vigilante ferroviario Dousa y su esposa Anna. Ferda pronto olvida su dolor y comienza a cortejar a esta Anna. La desprevenida Dousa es objeto de las risas de todo el pueblo. Además, al salvar a Ferda resbaló en las vías del tren y desde entonces tiene problemas de audición. Un día incluso descubre con horror que se ha quedado completamente sordo y por ello debe dejar su trabajo. Después de un tiempo vuelve a oír. Dousa decide seguir fingiendo que es sordo para saber qué piensa la gente de él.