Darvo bez koren (1974)

Habiéndose quedado solo en su casa de pueblo, el viejo Gatyo debe mudarse con su hijo y su nuera a su piso en la ciudad. Lo reciben con gran comprensión y simpatía pero no encuentran la llave de su corazón. Arrancado de su entorno natural y dejado desconcertantemente desarraigado, este buen hombre no puede adaptarse a la forma de vida urbana. No le gusta la mayonesa que le ofrecen, no sabe usar el ascensor. La gente que corre por las calles le parece indiferente, y algunos incluso astutos y engañosos. Ve la ciudad como un lugar lleno de gente hostil y objetos inanimados. Extraña mucho el cálido toque humano de su pueblo. La muerte es la única solución posible al trágico conflicto de este campesino, crucificado entre lo arcaico y lo moderno, incapaz de adaptarse al estilo de vida urbano.