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Es cierto que Anton Spelec (Vlasta Burian) es un productor de instrumentos musicales de oficio, pero en su corazón y en su alma es un tirador de primera. En una pequeña ciudad de provincias se están organizando un gran desfile durante el cual se condecorará con medallas a los mejores tiradores. Anton cree que esta vez el consejo vendrá a él, pero está decepcionado, porque les falta una medalla y debe esperar un año más. Luego, en el pub, bebe tanto que insulta al emperador por lo que es condenado a prisión. Sin embargo, es necesario cumplir con el pedido, por lo que Anton decide enviar a su empleado Josef Kukacka (Jindrich Plachta) en su lugar mientras trabaja en secreto solo en casa. Pero incluso Kukacka no quiere ir a la cárcel y envía allí en su lugar a un vagabundo que le gustaría pasar el invierno en una celda de la cárcel. Por suerte, el vagabundo muere mientras cumple la condena. Entonces resulta que Anton está oficialmente muerto y en el pueblo se planea un funeral solemne.