There Was Once a King... (1955)

Un gobernante viudo egoísta y egocéntrico, apenas tolerado por sus súbditos y llamado apropiadamente, 'King Myself, First' les pide a sus tres hijas que nombren la medida de su amor por él. Cuando uno de ellos dice, "más que sal", la destierra del reino. Sin entender lo que ella quiso decir, el Rey asume que el amor solo puede medirse por los metales preciosos o el propio talento, las respuestas "correctas" de sus otras dos hijas. La arrogancia del Rey lo lleva a juntar toda la sal del reino y destruirlo. Por supuesto, esto resulta contraproducente a medida que aprende lentamente el valor universal de la sustancia y, por supuesto, la esencia de la respuesta de su hija. Con la ayuda de la sabia y mágica anciana 'mujer de las hierbas', el Rey también aprende lo que significa ser un verdadero y sabio gobernante.