The Boys in Blue (1983)

El sargento Cannon (Tommy Cannon) y el agente Ball (Bobby Ball) dirigen la comisaría de policía de la tranquila ciudad de Little Botham. Cuando amenazan con cerrar la comisaría debido a la falta de delincuencia, deciden inventar algunos delitos para justificar su existencia. Cuando intentan robar un cuadro a un rico empresario local (Roy Kinnear), se topan por accidente con una banda de auténticos ladrones de arte que acaban de robar cuadros por valor de un millón de libras. Los dos policías torpes tienen que impedir que escapen con el botín.