Frauen, Masken und Dämonen (1932)

A la edad de 17 años, el hanseático Schomburgk se sintió atraído por África a fines del siglo XIX, donde no solo emprendió numerosas expediciones, sino que también descubrió el medio cinematográfico por sí mismo. Durante casi tres décadas, ha documentado animales y personas en todo el continente y, por lo tanto, define enormemente la imagen de África para el público del cine alemán. Para él, África es a la vez una antítesis y un punto de fuga de la civilización en Europa, dominada por la ciencia y la tecnología. Más tarde, los nazis abusan de él y le prohíben seguir trabajando debido a sus orígenes semijudíos y destruyen algunos de sus archivos.