Toofan Aur Deeya (1956)

Cuando su madre muere, un hermano y una hermana quedan huérfanos. Habiendo vendido todas sus posesiones para saldar deudas, también se quedan sin hogar y en la indigencia. Partieron en busca de una vida mejor, lejos de sus dolorosos recuerdos. Al refugiarse en un templo remoto, se encuentran con un santo asceta que les permite quedarse allí. Con la ayuda espiritual del asceta y la asistencia monetaria de una bailarina infeliz, el espíritu indomable y la energía infatigable del niño permiten a la pareja superar una serie de contratiempos que incluyen la pérdida de la vista de la niña y la enfermedad de su prometido. Tal es el ejemplo que da el niño que tanto el bailarín como el asceta sienten que su vida se ha enriquecido al conocerlo.