Preguntale a mis hijos (2001)

En Bakersfield se inicia una cacería de brujas por pederastia a raíz de las acusaciones de abuso infantil presentadas por dos adolescentes. Funcionarios de justicia ciegamente ambiciosos, especialmente en la oficina del fiscal, conspiran para arrestar a los cariñosos padres Scott y Brenda Kniffen, cuyos adorables hijos preadolescentes Brian y Brandon son interrogados sin cesar hasta que repiten las despiadadas mentiras; el hijo mayor incluso termina creyéndolas mientras pasan de un hogar de acogida a otro, ya que incluso a los abuelos se les niega la custodia por no delatar a sus hijos. Los derechos de la defensa son negados sistemáticamente, por lo que los padres van a la cárcel durante 12 años. Los chicos están cerca de la edad adulta cuando finalmente cambia la marea política.