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Munich, 1918. El judío alemán Max Rothman ha regresado a gran parte de su vida anterior a la guerra, que incluye a su esposa Nina y sus dos hijos, a su amante Liselore von Peltz y a su trabajo como comerciante de arte. Sin embargo, no ha vuelto a ser un aspirante a pintor, ya que perdió su brazo derecho dominante durante la guerra. Lo aborda un aspirante a pintor, un veterano de guerra austriaco de treinta años llamado Adolf Hitler, que quiere que muestre sus obras. Aunque no cree que las pinturas sean tan originales y que realmente no le guste Hitler como persona, Rothman toma a Hitler bajo sus alas aunque solo sea por su camaradería de ser veteranos de guerra y saber que Hitler no tenía nada ni nadie. para volver después de la guerra a diferencia de sí mismo. Rothman cree que Hitler tiene una promesa si solo él puede encontrar su punto de vista artístico original. En parte debido a la necesidad de dinero, Hitler, a instancias del capitán Karl Mayr, acepta trabajar para el ejército como portavoz político en la propaganda antisemita. Poco a poco, la opinión de Hitler se convierte en la integral de un nuevo mundo, donde comienza a fusionar su arte y su política. Rothman se entusiasma con el punto de vista artístico de Hitler, a pesar de su inclinación antisemita. La pregunta es si los sentimientos detrás de la vista tomarán su mérito artístico.