De que estamos hechos (1987)

Don Antonio Roque es básicamente un enfermo mental, que sólo busca el poder, y que muere al comienzo de la historia, dando paso a tres líneas paralelas: La primera transcurre durante las 24 horas del entierro, donde podemos ver a Federico su hijastro, que resulta ser peor que don Roque, tratando de controlar los asuntos económicos, lo que da lugar a situaciones de humor negro. El segundo consiste en flash-backs donde podemos ver a los empleados de la funeraria recordando la injusticia de la que fueron objeto cuando vivía su jefe. El último narra un lugar extraño donde Don Roque cree que todavía está vivo y se librará de su dinero pagando.