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Un hombre se despierta y se encuentra encerrado en un corredor de concreto muy pequeño y estrecho, en el que apenas puede moverse. No recuerda por qué está allí o cómo llegó allí. Tiene una herida terrible en el estómago y se está desangrando lentamente. Comienza a avanzar a lo largo de los estrechos pasillos que parecen laberintos, solo para ver a otras personas que se someten a sus propias pruebas horribles a través de agujeros en las paredes. Incapaz de encontrar una salida, finalmente abandona la lucha y se rinde. Apenas aferrándose a su cordura, avanza con las últimas onzas de su fuerza y se encuentra con una mujer en un lugar lleno de cadáveres flotantes. Tanto el hombre como la mujer intentan recordar de dónde vinieron, pero sus recuerdos son tan inciertos que ni siquiera están seguros de querer regresar. El hombre insiste en rendirse pero la mujer sostiene que no fue su culpa y se niega a rendirse. A regañadientes, accede a ayudarla, mientras ella intenta nadar más allá de los cadáveres. Ninguno de los dos puede imaginar el increíble final del viaje.