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A finales de 2005, el afamado restaurador de Nueva York, Sirio Maccioni, cerró Le Cirque, destino de ricos y famosos. Durante 2006, él y sus tres hijos abrieron un nuevo Le Cirque, lo que tomó cuatro meses más y $4 millones más de lo planeado. La película sigue este proceso, la apertura del nuevo restaurante y el impacto emocional de dos reseñas del New York Times durante los próximos meses. Maccioni, de 70 años, parece cansado, encadenado a su trabajo por el bien de sus hijos; luego, el restaurante abre y regresa su infatigable encanto. Es un paseo en montaña rusa. Al final de la película, Maccioni, con un pequeño bolso Gucci en la cadera, recibe la comunión en una iglesia de su ciudad natal, Montecatini, Italia.