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Christer (27) va camino al trabajo cuando una gaviota se caga en su camisa. Abajo en la lavandería en el sótano, de repente recuerda que todo el dinero de su renta está en el bolsillo de su camisa. En un intento por ahorrar dinero, saca el fusible principal del edificio para detener la lavadora. Cuando el superintendente vuelve a colocar el fusible, un anciano en un apartamento de arriba cambia torpemente los fusibles en su propio gabinete de fusibles. El hombre muere de inmediato. Su hija, Leni (40) ha vivido completamente aislada con su padre. Ahora está sola por primera vez en su vida. Cuando la madre de Heidi (30) recién llegada por primera vez baja para lavar su ropa, se da cuenta de que todas las máquinas se han detenido. Ella tiene prisa y tiene que agarrar toda la ropa mojada. Sin saberlo, Christer ha comenzado lo inevitable.