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La muerte del comunismo en Europa trajo libertad renovada para millones en el Este y, aunque la homosexualidad ha sido legalizada, la homofobia sigue arraigada como práctica institucional en esta parte del mundo. Películas anteriores han documentado los problemas de la región. Describen una Cortina Rosa en lugar de la Cortina de Hierro y muestran marchas del Orgullo que se vuelven violentas. Pero descartan la homofobia en la sociedad occidental. Las falsas distinciones pasan por alto cómo Oriente y Occidente pueden aprender unos de otros en la lucha por la igualdad. Olvidamos el poder y la responsabilidad de la UE de protegernos. La sexualidad y la homofobia trascienden la nacionalidad. Por lo tanto, las fronteras no deben permitir que prevalezca la homofobia: debemos mirar más allá de la cortina rosa.