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El periodista Mark Templeton entrevista a algunos de los jugadores en una extraña historia real. En una reticente urbanización de Bolton, Shaun Greenhalgh, de mediana edad, creó pinturas falsas y antigüedades que sus ancianos padres, George y Olive, hicieron pasar por reales, engañando al mundo del arte con cientos de miles de libras con sus procedencias aparentemente inocentes. Después de que el museo local pagó £ 400,000 por una estatua falsa, George, a pesar de las protestas de Shaun de que se estaban volviendo demasiado ambiciosos, decidió golpear el Museo Británico con falsos relieves asirios. Pero un error de ortografía en uno de ellos resultó ser la ruina de la familia y Shaun fue encarcelado durante cuatro años y medio, y sus padres recibieron sentencias suspendidas. Templeton siente lástima por Shaun, un talento no reconocido que figuró en un crimen sin víctimas, y es evidente que el autor también considera a Shaun, con sus observaciones filosóficas, bajo la misma luz.