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La redada en las plantas empacadoras de carne de Swift en Greeley y otras seis ubicaciones en todo el país en diciembre de 2006 por parte de agentes de la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) encendió un acalorado debate sobre el lugar de los trabajadores indocumentados en los Estados Unidos y su explotación por parte de los empleadores. Más de 1200 trabajadores fueron arrestados, y muchos han permanecido en un limbo legal desde entonces mientras se resuelven sus casos, mientras que otros fueron deportados de inmediato a México y América Central. Los defensores de los derechos humanos acusaron a los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley de presentar a los trabajadores como delincuentes peligrosos, y señalaron los pasos atípicos e inusualmente públicos no solo de encarcelamiento a largo plazo, sino también de multas onerosas impuestas antes de la deportación. La descripción de un funcionario de Swift de las redadas (o "acciones de cumplimiento", como las llama un fiscal de distrito) deja en claro que ICE había planeado su redada con el único objetivo de hacer de Swift un ejemplo para otras compañías.