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El 7 de mayo de 2009, los agentes superiores Len Snee, Grant Diver y Bruce Miller llegaron a 41 Chaucer Rd en Napier para entregar una orden de allanamiento a Jan Molenaar por cultivo de cannabis. Esto era solo una orden de arresto de rutina, algo que habían hecho innumerables veces. Lo que estaba destinado a ser un procedimiento ordinario se convirtió en tres de los días más oscuros de Nueva Zelanda y terminó con un oficial de policía muerto, dos oficiales gravemente heridos y un miembro del público luchando por su vida. En unas cincuenta horas, Jan Molenaar dejó una huella permanente y devastadora en la psique nacional de Nueva Zelanda al cambiar la vida de personas, familias, una comunidad policial y una ciudad. El asedio fue uno de los peores e inesperados casos de violencia que tanto Napier como Nueva Zelanda habían presenciado y fue aún más impactante debido a su entorno suburbano ordinario.