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oficial de policía de Pekín, Zhang Hui Ling,que patrulla el barrio de Shuangyushu del distrito de Haidian en Beijing,tiene un trabajo que hacer.Cada día,tiene que salir a la calle con su cohorte de guardias de seguridad que hablan una asombrosa variedad de acentos de toda China,y rastrear y arrestar a los ladrones,vendedores ambulantes,y estafadores.Y es bueno en eso;después de más de 10 años en la fuerza,Zhang Hui Ling tiene una extraña habilidad para olfatear a los delincuentes entre la multitud de personas que pasan por su distrito.Necesita esas habilidades en Shuangyushu,un barrio migrante donde se congregan los delincuentes.Como el ladrón de autos que roba BMW y Mercedes con dispositivos de interfaz que compra en Internet,o la pandilla familiar que choca autos contra automóviles que pasan y exigen arreglos en el acto,o los falsificadores de moneda,estafadores que se disfrazan de monjes para defraudar a religiosas ancianas en crisis,o el ex ladrón que resultó herido durante su último arresto y ahora acosa a su hermano menor desempleado por dinero en efectivo,o el maestro ladrón retirado que busca una forma de recuperar su antigua gloria.estos ladrones,estafadores,y criminales,y el dolor sin fondo y la amargura enterrados en sus corazones,son el inframundo en esta sociedad.Y esta gente,criminales de todo tipo,son el tipo de personas con las que Zhang Hui Ling tiene que lidiar todos los días.No hay salida para la humillación y la miseria que soporta como parte de ello.Su trabajo es enfrentarlo y lidiar con eso,para evitar que ocurran crímenes.Pero no puede evitar sentir que en parte es su culpa que esté fallando.de alguna manera,porque el crimen y la miseria no paran.En lo más profundo de su espíritu,las fuerzas positivas y negativas en su vida luchan,cada día,cada crimen,cada arresto,cada pizca de misericordia y comprensión renueva la interminable batalla por su alma.