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Como líder de la comunidad local, el presidente Amin prohíbe todo tipo de imágenes en su aldea estancada en el agua en la zona rural de Bangladesh. Incluso continúa afirmando que la imaginación también es pecaminosa, ya que le da a uno la licencia para infiltrarse en cualquier territorio prohibido. Pero el cambio es un viento desesperado al que es difícil resistir cerrando la ventana. La tensión entre esta ventana tradicional y el viento moderno crece a tal punto que comienza a dejar un efecto dominó en la vida de un grupo de personas típicamente coloridas, excéntricas y emocionales que viven en ese pueblo. Pero al final de la película, la televisión, que tanto odiaba, llega al rescate y ayuda al presidente Amin a alcanzar un estado trascendental en el que él y su Dios se unen. Un nuevo giro en la historia lo hace abrazar la IMAGEN y la IMAGINACIÓN