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El 8 de febrero de 2000, en el Feltham Young Offenders Institute, Robert Stewart, un racista violento conocido, fue colocado en una celda con Zahid Mubarek, un joven asiático que debía ser liberado en 6 semanas y que solo había sido condenado por hurto menor. Durante este período de seis semanas, a Stewart, con su mente desequilibrada y sus tendencias racistas profundamente arraigadas, se le permite, a través de la indiferencia que bordea la culpabilidad institucional, convertirse en el "monstruo" que siempre quiso ser. Horas antes de la liberación de Mubarek, Stewart lo asesinó en un ataque no provocado.