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El cineasta Jon Matthews mira a su familia con amor y honestidad a través de la lente de los sistemas de salud y bienestar, concursos de belleza, armas, drogas, robos y cómo cada uno se usa para intentar sobrevivir. La fuerza sin adornos de Brandy y E.J.La sensibilidad sincera se refleja en su lucha por curar a su hija Makala de leucemia y mantenerla a punto de competir por Little Miss West Virginia, mientras se esfuerza por mantenerse por encima de la línea de pobreza. Matthews examina la naturaleza de la adicción a través del abuso de sustancias, los suicidios y el control de los bienes de consumo comercializados en masa, así como el viaje a la vida sin estos sustitutos para una conexión segura con la vida. Antíticamente, el sueño aparece aquí como algo que se debe evitar para sobrevivir, ya sea a través de Chad en Opana luchando contra un coma o Brandy cosiendo un traje ganador para Makala. Los impulsos de un cuerpo en movimiento se destacan para cada persona en la película, traduciéndose a través de un espectro de salud y conciencia como el profundo deseo universal de moverse, expresarse y continuar. Matthews, que se yuxtapone a la oscuridad con plástico, también maneja chorros de humor -incluyendo un estrafalario cortacésped y recurrentes criaturas salvajes- a lo largo de su tierna e implacable meditación en su estado natal de Virginia Occidental, atando el mensaje en un arco navideño.
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