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Hace siete años, Ecuador decidió no explotar los campos petroleros bajo la selva tropical. Para ello, pidió a la comunidad internacional que le compensara por el lucro cesante creando un fondo que recaudaría casi la mitad de los ingresos esperados durante doce años. Seis años después, la iniciativa resultó en tal fracaso que el 15 de agosto de 2013, el presidente Correo anunció que iniciarían perforaciones petroleras en el Parque Nacional Yasuní. "El problema del acaparamiento de tierras se puede explicar fácilmente: las corporaciones multinacionales de las naciones más ricas están comprando o arrendando enormes extensiones de tierra en los países en desarrollo de América Latina, África, etc., su propósito es explotar el suelo para la agricultura intensiva o extraer materiales preciosos como el oro o el petróleo, pero lo que en realidad está sucediendo en estas tierras es la destrucción de los ecosistemas locales y la extinción de las naciones indígenas para las cuales la selva tropical representa su hogar ancestral”.