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La vida no ha sido amable con Giacobbe Fragomeni. Su infancia la vivió en las inhóspitas afueras de Milán, un ambiente cruel. Un padre alcohólico que golpeaba a la esposa y a los niños. Le tomó poco iniciar el camino hacia la adicción a las drogas. Tras la muerte de su padre, hermana y madre, este oscuro túnel lleno de miseria lo lleva a la desesperación más absoluta. Pero Giacobbe no es cualquiera, solo inicia su propia lucha contra la adicción, comenzando a boxear 'para adelgazar', dice. Gracias a la devoción y el cariño de su primer entrenador Ottavio Tazzi, Giako construye una carrera de iluminación. 'El boxeo me salvó'. En 2008, después de muchas más pruebas de la vida, se convierte en campeón mundial de peso crucero WBC.