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Israel se despierta una mañana y se ve inmerso en un apasionante asunto de espionaje que amenaza con convertirse en una crisis internacional sin precedentes. Alertas de noticias de última hora en todo el mundo transmiten imágenes de video que muestran al Ministro de Defensa iraní secuestrado de su habitación de hotel durante una visita secreta a Moscú. Las identidades y fotografías de los cinco secuestradores se hacen públicas. Todos son ciudadanos israelíes con doble nacionalidad. Los gobiernos de Rusia e Irán señalan con el dedo al Mossad de Israel. Los métodos, la audacia y el objetivo de alto perfil no dejan lugar a dudas. Los cinco israelíes, todos personas ordinarias e indiferentes, inundados en sus rutinas diarias, se sorprenden al verse implicados en el osado secuestro. Sus intentos de negación, seguidos de ira, risa e indiferencia, son en vano. La publicidad da vuelta sus vidas y los arrastra a una ola de atención pública. Al principio, estos supuestos héroes creen que la aventura se desvanecerá. Pero pronto descubren, para su asombro, que el Israel oficial, el estado que se supone que los protege, así como el propio Mossad, niegan toda participación y los ven como sospechosos. En lugar de ayudarlos, las autoridades persiguen, investigan y señalan con el dedo. Incluso entre sus seres queridos, la duda comienza a molestar. ¿Podrían haber estado involucrados?