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Esta película te lleva al contraste entre la expectativa de la vista futurista (Belgrade Waterfront) y la antigua estación de tren que ha estado aislada y abandonada desde hace 20 años. El reloj al principio y al final muestra que el tiempo corre en realidad, pero para la estación de Belgrado y Belgrado en general, con gente allí, parece que están atrapados en el pasado. No hay movimiento para recuperarse rápidamente, no hay alegría después de horribles encuentros de guerra en los años 90. No hay felicidad entre los viajeros representados aquí. Incluso el pueblo romaní, aunque cantar, beber y bailar no mejora la atmósfera sombría, empeora la generación actual y parece que estamos retrocediendo en lugar de avanzar. Nuestros trenes viajan más despacio que hace un siglo.