Ryan Robinson

Cuando era un adolescente dentro de la comunidad afroamericana, los deportes estaban fuertemente influenciados y nada más dentro de los estereotipos encajaba en la imagen para mí. No fue hasta que un buen amigo me preguntó si podía unirme a él en una obra de teatro ubicada en nuestra iglesia en ese momento que dio paso a nuevas inspiraciones. En cada ensayo, anticipé sentir ese sentido de pertenencia que sentí una y otra vez cuando estuve allí. Fue durante la noche del estreno, al poner un pie en el escenario, lo que me hizo darme cuenta de mi nuevo interés por el teatro. Y aunque este no fue el comienzo de mi pasión por el cine, sí fue el comienzo. Recuerdo una conversación que tuve con mi madre cuando tenía alrededor de 14 años y que tuvo un gran impacto en mí. Estaba sentado en la sala de estar viendo una película cristiana de la que estaba completamente aburrido. Al crecer en un hogar basado en la moral cristiana, ver películas cristianas era la norma. Sin embargo, encontré el tipo de películas cristianas que se hicieron en ese momento muy cliché e intratable. Me quejé con mi mamá de por qué no había mejores películas cristianas para representar la vida real o cualquier película con acción. A pesar de que yo era un adolescente que probablemente quería las cosas equivocadas de una película cristiana, hay una cosa que dijo mi madre que me inspiró para la industria del cine. Me dijo que "las mejores películas que se hacen son las que haces tú mismo", y eso se me ha quedado grabado hasta el día de hoy.