Vajèn van den Bosch

Cualquiera que haya escuchado a Vajèn cantar en los muchos musicales en los que ha tocado sabe que tiene una voz única e instantáneamente reconocible. Claro, sutil y lleno de control, pero poderoso cuando el texto y el sentimiento subyacente lo exigen. Canta las palabras de otras personas como si las hubiera escrito ella misma, experimentado las emociones, sentido el dolor. Una ventaja de su trabajo como actriz. En preparación para su papel, se sumerge como un camaleón en la piel de los personajes que interpreta. Se sumerge en sus personajes, hasta saber qué los mueve. Al actuar, entiende mejor cómo trabaja la gente y lo que la vida tiene para ofrecer. Y, como pequeña pensadora que es, la hace pensar por sí misma. ¿Qué piensa ella, qué haría ella en tal situación? Pone en papel los pensamientos y reflexiones que esto produce. Forman la base de sus canciones. A través de sus canciones, Vajèn conecta con la gente. Rara vez vio lo bien que la música puede hacer eso cuando cantó en el memorial de las víctimas del accidente de Stint en Oss. Vio que podía brindar consuelo y apoyo cantándole a la gente. Vajèn siempre cantó desde su corazón. Ahora que las palabras que canta son de su autoría, cobran un cargo extra. “Cuando cantas para la gente, hay una conexión inmediata. Das algo de tu sentimiento y lo recuperas inmediatamente”, dice sobre la magia del canto.