David Chin

Se dice que Nueva York es la ciudad que nunca duerme. También se puede decir del nativo del Bronx, David Chin, cuyas noches de insomnio se pasan imaginando nuevas formas de entretener al público a través de la vista y el sonido. Al igual que su ciudad natal, la mente de David es la suma total de una mezcla cultural diversa que se presta a una perspectiva exclusivamente suya. Es a través de la lente de esa perspectiva las historias de su imaginación se pueden ver y contar. Al embarcarse en su camino hacia una carrera de entretenimiento auto establecida, David llevó consigo una mezcolanza de influencias creativas; entre los que se incluyen: los genios de la composición John Williams, Quincy Jones, Maurice White y Prince. Artistas electrizantes como Michael Jackson, David Copperfield, Bruce Lee, Denzel Washington y Johnny Depp también se encuentran entre los muchos. Finalmente, y probablemente los visionarios enigmáticos más influyentes: Walt Disney, Steven Spielberg, George Lucas, Ian Fleming, Rod Serling, Spike Lee y su propia madre y padre, Jennifer y Wayne Chin, completan esa lista. Con el apoyo y la bendición de sus padres, los pasos iniciales de David lo llevaron al mundo de la música. Allí, su obra escrita tomaría forma a través del canto. Pero, con una inclinación por la teatralidad, sus canciones pronto cobraron vida en el escenario. La transición del escenario a la pantalla fue inevitable. Su comienzo en el cine fue similar al de su comienzo en la música. Así como escribió, produjo, perfeccionó e interpretó su sonido único de forma independiente; escribiría guiones y produciría películas. Esta vez, sin embargo; se asociaría con Stephen Herman, un viejo amigo de la infancia y coautor, para establecer su empresa Broken Box. Con un objetivo en mente, su objetivo era retratar cuentos cargados de emoción, estimulantes, socialmente apasionantes y teológicamente desafiantes que cautivan al público; simultáneamente desafiando a otros a explorar nuevas formas de romper la proverbial caja creativa.