Conchita Cintrón

Conchita Cintrón nació en 1922 de padre puertorriqueño de ascendencia española y madre norteamericana de ascendencia irlandesa. Pronto se mudaron a Lima, Perú. La pequeña Conchita prefería jugar con caballitos de cartón que con muñecas. Cuando tomó la Comunión y recibió una de verdad como regalo, fue la más feliz de las niñas. Asistió a la escuela de equitación y tauromaquia de Ruy da Cámara, donde se convirtió en rejoneadora y toreadora. Ser mujer torera fue una sensación, y se hizo muy popular. Ella no era la única en ese momento. Las hermanas palmeñas, Juanita Cruz y María Cobian fueron otros ejemplos. Conchita y las dos últimas realizaron el documental Mujeres que torean (1940). Participó en muchos concursos de equitación, pero ese no sería su destino. A los diecisiete años llevó su arte a México, luego recorrió los países vecinos. En 1943 realizó su único cuadro, Maravillas de la plaza de toros (1943). También viajó a Portugal, y en 1945 a España, donde siguió cosechando grandes éxitos en uno de los eventos más representativos, la Feria de Sevilla, y recorrería otros muchos ruedos posteriormente. Se fotografió con los famosos toreros de la época como Antono Bienvenida y Manolete. Sin embargo, en Portugal estuvo prohibida durante un tiempo, y en la anticuada España de Franco no se le permitía matar al toro, considerado una prerrogativa de los hombres, excepto en las corridas benéficas, que ella hacía. Pero su arte prevaleció y su fama siguió creciendo. En 1950 se jubila y un año después se casa con Francisco de Castelo Branco, sobrino de su mentor. Se establecerían cerca de Lisboa y tuvieron seis hijos. En 1991 introdujo en Nimes a otra torera, Marie Sara. Escribiría un libro sobre su carrera taurina, con prólogo de Orson Welles. Murió en 2009 a los 86 años de edad. Es considerada una de las mejores mujeres matadoras.