Chieko Nakakita

Una actriz de personajes que nunca la mereció, a pesar de los papeles en numerosas películas de alto perfil desde la década de 1940 en adelante. Aunque participó vigorosamente en las disputas laborales de Toho de ese período temprano, como tantos otros, nunca se fue realmente, en parte porque se había casado con el productor de estudio Tomoyuki Tanaka. Una intérprete excelente con una presencia viva y genuina, Nakakita nunca fue condenada por su gran estrellato, aunque Akira Kurosawa al principio descubrió su potencial como una protagonista romántica realista, y la eligió como la novia optimista en One Wonderful Sunday (1947). Una última actuación superlativa apareció en The Last War (1961), en la que ensayó el papel de una madre soltera luchando en vano por Tokio para reunirse con su hija antes de que estalle la guerra. En su mayor parte, sin embargo, pareció considerar la actuación más como un pasatiempo que como una profesión, apareciendo en pequeños papeles para películas de Toho de todo tipo, usualmente en el tipo de roles maternos para los cuales era extremadamente adecuada, muchos de producidos por su marido, aunque sería un error suponer que alguien con su talento obvio tenía que depender de Tanaka solo para conseguir un trabajo. A fines de la década de 1960, parece haberse retirado por completo y se concentró en su familia.