Herbert von Karajan

Es un aspecto lamentable de la actualidad que hay aquellos que no pueden necesariamente ver y apreciar la grandeza pura cuando se les mira en la cara. La excusa que se suele dar es que algunas personas no podían perdonar, y mucho menos entender, por qué se unió al Partido Nazi. Sin embargo, Karajan nunca fue un miembro activo del partido. Lo hizo para conseguir un trabajo. Más lamentable es que el maravilloso legado de Karajan no tiene paralelo. Aparte de su amplitud, la "rectitud" de prácticamente todo debería ser obvia a la escucha más superficial. Uno puede depender de un alto nivel de musicalidad, tempo, frase, luz y sombra en todo lo que Karajan tocó. Su maestría de la música era inexplicable, memorizando virtualmente todo nota para la nota - en el grado que se puede comparar a saber donde cada grano de la arena está en un edificio. Su habilidad para transmitir su musicalidad consumada a través de sus movimientos, el oído crítico y las palabras cuidadosamente elegidas son prácticamente incomparables. ¿Puede alguien escuchar su grabación de 1960 de la Segunda Sinfonía de Sibelius y permanecer menos que convencido de que lo último se ha logrado? ¿Puede alguien ver su actuación tardía de Lieberstod de Wagner con Jessye Norman, y no sentirse movido a llorar. ¿Puede alguien escuchar su Brahms Fisrt Symphony para 1959 y no ser consciente de su intensidad dramática y extraordinaria belleza? Karajan fue el mejor director de orquesta de los tiempos modernos. No hay paralelo en absoluto; Nadie de su grado de habilidad, conocimiento y musicalidad; Nadie que fuera absolutamente uno con su hacer de la música. Es hora de dejar de lado los prejuicios de otra época que no tenía nada que ver con el verdadero Karajan. Es hora de pasar de la Segunda Guerra Mundial, y darse cuenta de que Karajan podría no haber sido un ser humano perfecto, pero ¿quién es? Su legado es uno de los mayores regalos a nuestra cultura, y su espíritu sigue siendo cadena en la música que hizo.