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Pedro Bromfman trae su arsenal único, una experiencia en jazz, la música de su Brasil natal y electrónica de vanguardia, a un efecto sorprendente en la pantalla. Durante tres temporadas, definió el carácter musical de Narcos de Netflix, un latido áspero y propulsor del infame narcotraficante Pablo Escobar, que también interpreta la mayor parte de la música él mismo. Trabajó en eso con su colaborador habitual José Padilha, quien también dirigió el exitoso reinicio de RoboCop, para el cual Bromfman proporcionó una partitura dinámica y llena de acción. Su música ha acompañado un prolífico flujo de historias tanto en home theaters como en multicines, con el reciente lanzamiento del videojuego de Electronic Arts Need For Speed: Heat, así como comedias románticas latinoamericanas y éxitos de taquilla como la Tropa de Elite (Elite Squad), la serie documental de National Geographic, Chain Of Command, el thriller criminal Thumper y The Story of Us con Morgan Freeman. La infancia de Bromfman estuvo animada por la música, creciendo en el animado Río de Janeiro. A su madre le encantaba cantar y su padre, sin saberlo, plantó la semilla de la música de películas cuando llevó a Pedro, de 13 años, a ver Cinema Paradiso. Bromfman dominó la guitarra y varios otros instrumentos, junto con el jazz, la música brasileña y la música clásica, y estudió composición en el Berklee College of Music. Rápidamente pasó de ser un arreglista e intérprete en las sesiones de puntuación al compositor que las dirigía. "Siempre he sido un músico muy ecléctico", dice Bromfman, "y eso también alimenta mi deseo de reinventarme y tratar de crear música única cada vez que abordo un nuevo trabajo".