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Ana nació y se crió en el Medio Oeste, donde hace mucho frío en el invierno y un bochorno pegajoso en el verano. Sin embargo, una vez que se graduó de la universidad, se aventuró a California en lo que comenzó como unas vacaciones de tres semanas y nunca regresó a casa. Este fue definitivamente el comienzo de un nuevo capítulo en su vida viviendo en el delicioso y perpetuo calor y sol de California, el único lugar en la tierra donde nunca imaginó que estaría. Sin embargo, esas dos palabras, calor y sol, son música para sus oídos y ungüento para sus huesos. Los deportes han sido un amor de Ana desde el principio.Esencialmente "nació con un guante de béisbol en la mano", como ella dice, el deporte fue una forma de vida desde el momento en que dio su primer paso.Desde la escuela primaria hasta la universidad y más allá, practicó deportes competitivos;todo, desde voleibol, baloncesto y softbol, hasta piragüismo con estabilizadores (que incluía carreras desde Long Beach hasta la isla Catalina), kayak y remo, y créalo o no, remo bajo techo competitivo a través de carreras de Ergómetro.El remo bajo techo le fue bien, ya que obtuvo el primer lugar en el Campeonato Mundial celebrado en Boston poco después de ser introducida en el deporte, lo que surgió después de haber recibido "la llamada para ir en dirección a los Juegos Olímpicos".Para su sorpresa, momentos después de su victoria en Boston, en la categoría de peso ligero, se le informó que se había clasificado para competir también en la categoría de peso pesado.Eso fue más de lo que esperaba....'"¡Qué viaje!Mucho que decir....¡una experiencia increíble!" De niña, Ana ha tenido el privilegio de realizar viajes domésticos de forma regular con su familia. Más tarde, como adulta, tuvo la bendición de recorrer los Estados Unidos en bicicleta en 30 días, viajando a Hong Kong, China, Granada y Rusia, todo por el bien del ministerio. La lógica decía que por no tener dinero estos viajes eran inconcebibles; imposible. Sin embargo, sin pedir ni un centavo a nadie, la provisión de alguna manera siempre se hizo de manera nada menos que milagrosa. En algún momento mucho más allá de sus años universitarios, como a los 40 años, Ana se aventuró de regreso a la escuela para aprender a bailar Hip Hop. El viaje de Ana a la industria del cine comenzó en 1999 como operadora de auge. Y aunque disfrutó muchísimo del boom, cada vez que trabajaba, el deseo y el impulso para actuar se intensificaban. Años después, mientras estaba en un evento de actores, escuchó una voz en su cabeza y corazón que decía: "¡Esto es, Ana, es hora de pisar la medalla y empezar a rodar!" Esa fue su luz verde que comenzó su viaje hacia y abrazando el arte de la actuación.