Juan Almeida

Los años setenta y ochenta fueron un momento crucial en la historia del sur de la Florida. La historia de amor de Estados Unidos con las drogas recreativas junto con la proximidad y accesibilidad del sur de la Florida a América Latina y el Caribe crean condiciones óptimas para ser apodado el paraíso de los contrabandistas. No es de extrañar que Miami se haya convertido en una puerta de entrada y, posteriormente, en la capital del bajo mundo de las drogas en Estados Unidos. Una sobreabundancia de dinero con un deseo mínimo por las normas tradicionales creó una cultura única y exhibiciones de exceso en las calles de Miami. ¿Quién mejor para capitalizar esto que Juan Almeida? La riqueza de su familia junto con su talento y educación formal le brindaron oportunidades, acceso y conocimientos con los que muchos de sus contemporáneos solo podían soñar. Pudo convertir fácilmente su pasión por los automóviles en negocios exitosos. Compró y vendió los automóviles exóticos más buscados que incluían Ferraris, Lamborghinis y Aston Martins. Su establo de distinguidos automóviles pronto se vio ensombrecido por su incursión en la venta de lanchas motoras y aviones. Cuando aún tenía entre 20 y 30 años, los esfuerzos de Juan lo expusieron a un envidiable estilo de vida de lujo y exceso. Este nicho de mercado de mercadería súper exclusiva expuso a Juan a las celebridades tanto como aumentó su visibilidad entre personajes infames que buscaban usar estos artículos por igual como herramientas y juguetes. El icónico puerto deportivo de Fort Apache se convirtió en el lugar de reunión de los A-listers de todos los ámbitos de la vida. Barcos de cigarrillos y superyates salpicaban el muelle de la marina durante todo el año. Los concursos de bikini de Hooligans se hicieron de renombre mundial y en todo Juan dirigió empresas prósperas y bulliciosas que definirían la esencia del sur de la Florida. Las amistades de por vida se forjan en tiempos de decadencia compartida. La personalidad carismática de Juan se vio amplificada por su amistad con Tarzán y Tony. Sus aventuras y desventuras se convirtieron en el tema del folclore y el mito urbano de Miami. Juntos, se convirtieron en los legendarios Reyes del Cartel.