Alex, un joven prodigio de 17 años que se siente atrapado en una vida monótona, descubre un artefacto misterioso en el sótano de su abuelo fallecido, un físico que trabajaba en proyectos secretos. El dispositivo, llamado "Cronoancla", es capaz de abrir portales a través del tiempo. A pesar de las advertencias dejadas en los cuadernos del abuelo, Alex, impulsado por la curiosidad y su deseo de escapar de su realidad, lo activa.
El Cronoancla lo transporta al año 1998, un periodo crucial para su familia, pues es el momento en que sus padres se conocieron. En un intento por explorar esta época, Alex comete un error: interviene accidentalmente en el evento que unió a sus padres. Cuando regresa al presente, el mundo que conoce ha cambiado por completo. Sus padres nunca se conocieron, y Alex nunca nació.
En esta nueva línea temporal, su pueblo está devastado por un evento catastrófico que, según descubre, fue evitado por alguien en su línea original. Mientras busca la manera de arreglar el desastre, Alex se encuentra con una versión alternativa de sí mismo, un Alex que creció en esta nueva realidad. Este Alex es ambicioso, poderoso y completamente opuesto al joven tímido que lo enfrenta.
El Alex alternativo ve en el Cronoancla una herramienta para consolidar su éxito y manipular el tiempo a su antojo. No está dispuesto a perder lo que considera su vida perfecta. Comienza así una persecución a través de múltiples épocas, desde los vibrantes años 80 hasta un futuro distópico en el año 2070. Ambos Alex intentan modificar eventos clave, pero sus acciones desatan paradojas que amenazan con destruir todas las líneas temporales.
En el clímax de la historia, Alex comprende que la única manera de salvar la línea original es destruir el Cronoancla. Durante un enfrentamiento final con su contraparte, se sacrifica y destruye el dispositivo, restaurando el curso original del tiempo. En un giro inesperado, Alex no desaparece; en su lugar, las líneas temporales se fusionan, creando un presente donde conserva los recuerdos de su travesía y aprende a valorar la vida que antes despreciaba.
La historia concluye con Alex guardando los fragmentos del Cronoancla en un lugar seguro. Mientras se aleja, uno de los fragmentos emite un leve parpadeo, sugiriendo que el tiempo aún guarda secretos y que esta aventura podría no haber terminado del todo.
En el enfrentamiento final, Alex original y su contraparte alterna se encuentran en un momento crítico en el tiempo: el instante exacto en que sus padres debieron haberse conocido en 1998. La versión alternativa de Alex intenta convencerlo de que el pasado es irrelevante y que su versión del mundo es mejor. “¿Por qué luchar por una vida que despreciabas? Aquí soy alguien, y tú podrías serlo también,” le dice mientras el Cronoancla chisporrotea, a punto de romperse bajo el estrés de sus manipulaciones.
Alex original, cargado con los recuerdos de su línea perdida, responde: “No se trata solo de mí, sino de todas las vidas que este dispositivo ha destruido al permitirnos jugar a ser dioses.” Con una mezcla de determinación y tristeza, Alex original toma el Cronoancla y lo lanza a un vórtice temporal, destruyéndolo para siempre.
La explosión energética provoca que todas las líneas temporales colapsen y converjan en una sola. Alex despierta en su habitación, en un presente que parece igual al que recordaba. Sin embargo, hay pequeñas diferencias: un reloj que nunca tuvo cuelga en la pared, y su relación con sus padres parece un poco más cercana. Aunque todo parece normal, Alex conserva los recuerdos de su viaje.
En el sótano de la casa, encuentra los fragmentos del Cronoancla, ahora inactivos. Justo cuando se dispone a dejarlos en una caja, uno de los fragmentos emite un tenue parpadeo de luz, como si todavía tuviera algo de poder. Alex lo mira fijamente, susurrando: “Nunca más.” Luego, guarda los fragmentos, decidido a no repetir los errores del pasado.
Mientras se aleja, el sonido de un reloj marcando la hora resuena en la casa, recordándole que, aunque logró restaurar su vida, el tiempo es un círculo interminable y lleno de misterios que quizá nunca se deban desentrañar.


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