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Canino, Langosta y Loro: El multiverso animal de Lanthimos

Spoilers

No fue hasta el año 2015 en el que me metí de lleno en el cine del querido hombre de barba y postura relajada nacido en Grecia. Sus tres reconocidas películas (Canino, Alps y Langosta) me parecían, hasta ese momento, de lo más extraño y a su vez familiar que había visto. Ese mismo año pude haber tenido la chance de ver aquella cinta protagonizada por Colin Farrell en el ciclo de la Semana de Cannes que se proyectaba en el Cine Gaumont aquí en Buenos Aires, pero por motivos personales no pude ir. En aquel momento las plataformas de streaming no eran una posibilidad real para tener acceso como lo es hoy en dúa, así que recurrí a mi “movie dealer”, como lo llamaba, que me conseguía prácticamente todo lo que le pedía.

Me encerré en mi pieza y le di play a ‘Langosta’. No podía creer lo que estaba viendo, realmente creía haberme encontrado con la visión que siempre había tenido en mente para cuando sea cineasta. Había quedado fascinado con la sencilla puesta en escena de Lanthimos, con su oscuro y robótico humor, y con la idea que tuvo el cineasta sobre el amor en tiempos modernos. Langosta representaba el sueño húmedo de cualquier fanático del cine bizarro/arthouse pueda tener.

Tras ciento veinte minutos de pura extrañeza visual mi cerebro y mis retinas estaban en shock. El final, muy parecido al de Canino y también con ciertos tintes a la ambigüedad que suele generar el cineasta austríaco Michael Haneke con sus finales, me mostraba un plano abierto en donde no se sabía bien que era lo que podía pasar, pero era justamente ese abanico de posibilidades lo que me invitaba a imaginar. ¿David se había sacado los ojos para poder estar “a la par” de su amada, se estaba escapando o simplemente iba a volver con ella para decirle que tenían que estar juntos pero no tomando decisiones tan radicales? Nunca lo iba o voy a saber, pero entonces pensé: “Eso no quiere decir que no lo pueda contar a mi manera.” Este artículo representa mi deseo de poder narrar con una historia casi igual de rara (y en circunstancias también de lo más desopilantes) una suerte de secuela de Canino y Langosta, dos títulos que a mi parecer están más conectados de lo que parece.

En un sueño que tuve en aquel entonces, probablemente el más extraño (sí, la palabra va a estar repetida en todo el artículo) de toda mi vida por su significado narrativo, creé imágenes con personajes de una película que no había visto. No sé como lo hice, no sé si tengo una habilidad escondida y nunca pude darme cuenta, pero pasó. Y lastimosamente fue la única vez que me pasó. Antes de ver ‘Langosta’ en mi sueño había creado el final de una película con un personaje ficticio (el de Colin en la película), pero no había ningún familiar ni personas de mi círculo, y ni siquiera estaba yo. Mi mente - por algún motivo atrapado en mi subconsciente - me estaba diciendo que podía crear historias de la nada. Esta memoria nunca la anoté en ninguna libreta ni nada parecido, pero lo sigo repitiendo en mi cabeza y está almacenado ahí. Intacto.

En este sueño el personaje de Colin Farrell, David, se encuentra en el final de una película. Llamémosle…Loro, como para seguir metidos en este multiverso animal de Lanthimos. En ella él está aquejado por el aislamiento de la mujer que ama, y mientras suena de fondo ‘Look Into the Air’ de la banda de post-rock Explosions in the Sky, unos loros verdes que se encuentran sobre un cable vuelan en slow-motion. El plano es muy específico: es desde el punto de vista de David. La cámara mira para arriba, y los loros vuelan. No hay discusión, no existen palabras. La mujer sale de la casa con el rostro desalmado, se miran, hay gestos muy sutiles, plano y contra plano, todo muy clásico, y la cámara sube, como si estuviese montada en una enorme grúa. Sube bastante.

Al final del sueño se da una revelación con este plano elevándose en el aire, pero prefiero contarla al final de este artículo. La cuestión es que no he podido dejar de pensar en esta escena imaginaria en todos estos años, pero nunca había terminado de darle un contexto. ¿Qué significaban los loros volando? En ese momento googlee que podía llegar a ser el resultado de aquella imagen viva en mi cerebro con estos pájaros volando justo en el momento en el que el personaje de David intenta dejar su casa, y todo indicaba que era una oda a la libertad.

Me decidí por dejar fluir mis pensamientos, y tras casi diez años encerrados en algún rincón escondido de mi mente, plasmarlos en un artículo. Pero antes de seguir, me gustaría dejar en claro cómo son los microuniversos construidos por Lanthimos en ambas películas:

Por un lado en CANINO se sigue la historia de una familia compuesta por un padre, una madre y sus tres hijos. Por órdenes del padre, los hijos no han salido del hogar desde que nacieron. No se sabe si nacieron en esa casa o si nacieron en un hospital y luego se quedaron allí toda su vida, pero parecería no ser relevante. La idea principal de la película es el control, uno que se encuentra repetido en todas las obras del cineasta. Pero no sólo el patriarca decidió que pasen allí toda su vida, sino que inventó un lenguaje propio y reglas para que ellos crean que son perros. En el final, la hija más rebelde decide romperse un diente como símbolo de la madurez y se encierra en el baúl del auto de su padre para poder ser libre. El plano final nos muestra al coche entrando a la fábrica en donde trabaja el padre, que se baja para iniciar su rutina. Nunca la vemos a escapar a ella y la pantalla se pone en negro…

Y por otra parte en LANGOSTA se plantea la idea de una sociedad en la que existe una estricta regla en relación al concepto de pareja: las personas deben estar juntas únicamente si tienen algo en común, alguna característica física o gustos compartidos. Existe un hotel costero en el que los solteros/as se deben quedar allí por 45 días hasta encontrar a esa persona con la que puedan hacer “match” sino de lo contrario serán transformadas en un animal de su preferencia. La película no plantea un futuro por lo que no se la puede llamar una película de ciencia ficción, ni tampoco muestra cómo la personas son transformadas. El resultado es demasiado confuso pero aun así, a pesar de lo poco gráfico del planteo, funciona.

La historia de Loro, mi secuela espiritual y no oficial, sigue a David tras aquel final de ‘Langosta’. Desde siempre mi primer pensamiento fue que el personaje se escapa y no logra sacarse los ojos en el baño como se sugiere, ¿pero cómo lo logra si supuestamente uno no puede caminar por la calle sólo? Detrás de la imagen más arriba se puede ver al personaje de Rachel Weisz esperando por él, pero en la calle parece haber una obra de construcción en proceso. Mi teoría es que mató a un trabajador de estas obras que fue al baño, asumió otra identidad e hizo su propio camino para escabullirse entre la naturaleza y no ser atrapado. Recordemos que la langosta, el animal que él aspira a ser convertido en el caso de que no logre tener una pareja, es un animal solitario. Esto es reflejado durante toda la obra aunque él prefiera seguir las reglas de este micro universo.

Es en esa odisea (también recordar que la langosta es un animal con un largo proceso de migración) en la que llega a un pequeño pueblo en el medio del bosque. Su transformación simbólica y progresiva de langosta a loro culmina cuando conoce a una mujer que es físicamente igual a la que se había enamorado en la película anterior. ¿Hermana gemela, clon, una extraña pero simple casualidad del destino? Esta mujer lo invita a pasar a su casa, que se encuentra dentro de un complejo de hogares idénticos en el corazón de la naturaleza. Por varios días se dedican a conocerse, pero la lucha interna por no querer apegarse a nadie de por vida le plantea a David una confusión.

La idea principal de Loro se basa en explorar genuinamente el comportamiento humano, la autodestrucción y la necesidad que tenemos (o no) de conectar con nuestros pares. El absurdo como tono de la misma está puesta en las acciones de los personajes, pasando desde ridículas decisiones hasta oscuras ideas que se plantean. En ese sentido utilizaría mis pocas habilidades sociales, ya que me considero una persona pesimista pero a la vez genuina. No puedo ser falso, y creo que eso puede ser visto como algo bueno o malo depende de quién lo vea del otro lado. Entonces ¿David puede seguir una línea en la que todos viven felices para siempre con una sola pareja en este nuevo renacimiento para el personaje, o debe “volar” nuevamente para encontrar su camino?

En el final, y como remarcaba anteriormente, la revelación se da cuando la cámara sube. Ahí se puede ver desde un ángulo bastante alto a todos los David (que en realidad es una metáfora visual) huyendo de este lugar, a la suerte de ser capturados por el gobierno o encontrar otra chance de vivir en armonía.


POR JERÓNIMO CASCO

Publicado el 24 de DICIEMBRE del 2024, 14.20 PM | UTC-GMT -3

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