El mejor regalo de Navidad de Netflix: Carry-On

Nunca había visto correr tanto a Taron Egerton. Quizá pueda ser un gran reemplazo de Tom Cruise como Ethan Hunt en la saga Misión Imposible (el día que Tom anuncie su retiro de la saga voy a llorar, créanme), o probablemente la inteligencia de su Ethan Kopek en el mejor regalo de Netflix para esta Navidad pueda que lo hagan tener en cuenta para la carrera en el rol de James Bond que dejó Daniel Craig tras quince años interpretándolo. ¿Quién sabe? El actor británico se lo pasa de maravilla en cada película y sólo por eso tenemos que estar agradecidos de que exista.

La nueva propuesta de acción de la plataforma más criticada de todas está dirigida por Jaume Collet-Serra, alguien que no es ajeno al género y que casi siempre se enfoca en historias en donde un personaje (o varios en formato complot) posee un secreto tan grande como las ganas de correr de Egerton. De tanto en tanto la empresa le saca el mayor provecho a cineastas (algo) desesperados por contar sus historias, y ‘Carry-On’ no parece ser la excepción. Después de dos tropezones como Jungle Cruise y Black Adam, el realizador español vuelve a aquella mejor forma en donde supo colaborar con Liam Nesson repetidas veces en plan “Hey, tengo una historia bastante parecida a la anterior. ¿Vamos de nuevo?” Y aunque suene irónico, el resultado siempre era satisfactorio en cierto punto.

El protagonista de esta moderna pseudo versión de ‘Duro de Matar’ dice que es inglés, pero más tarde alguien descubre que nació en Nueva Jersey. Ese fue el único error de continuidad que pude encontrar en esta adrenalínica cinta de misterio y acción en donde un treintañero que está en la dulce espera de ser papá primerizo se encuentra con el peor día de trabajo posible. No sólo es Navidad, sino que al parecer la gente en Estados Unidos toma muchos vuelos de avión ese día. Ethan Kopek trabaja como agente de la TSA en el Aeropuerto de Los Angeles, en donde su pareja Nora también se desempeña como Gerenta de operaciones de una reconocida aerolínea. Todo va bien, un día normal se puede decir, hasta que bueno, todo sale mal. Una fórmula esperable.

Los problemas entre ellos no son del todo graves, pero tampoco se sienten poco realistas. Es más, diría que en ese sentido hasta me pude sentir algo conectado con la historia. Un tipo común y corriente que siempre quiso ser alguien, que no lo pudo concretar y que en cierta parte trata de encontrar su lugar entre tanto anonimato. No quiere ser héroe, solo tiene el amor de su pareja y hace lo mejor que puede con lo que tiene. Taron Egerton nuevamente demuestra tener tacto, pero también la suficiente cantidad de “testosterona” para interpretar a un tipo que tiene que todo que perder y en el medio debe tomar decisiones una más difícil que la anterior.

En el trabajo no es visto como alguien mucho comprometido, pero a su vez es querido: llega tarde casi todos los días, aunque se levanta a las cinco de la mañana, parece un poco engreído y no parece dedicar todo su potencial en las tareas, aunque sí conoce sus habilidades. Ah, y usa el “voy a ser papá” para poder conseguir lo que quiere. Su jefe lo quiere postrado en una misma posición palpando a los pasajeros antes de que se suban al avión, pero él necesita un aumento de sueldo, y el mismo día que le dan la chance, una "emo" (pensé que ya no existían) le dice que alguien se olvidó unos auriculares. El celular le suena. “Ponete el auricular ahora”, dice el mensaje.

"Ethan, este día es uno que vas a recordar por un tiempo." La reconocible voz de Jason Bateman augura una serie de problemas que le darán el condimento extra en un juego mental entre ambos personajes. El actor de Ozark y varias comedias no es uno justamente reconocido por interpretar papeles oscuros, pero en Carry-On vende la idea bastante bien. No se considera un terrorista ya que para él los terroristas solo participan en cuestiones políticas, religiosas o sociales, y aparte está el hecho de que esta mente maestra se desliga de toda responsabilidad criminal. “Yo no hago nada, solo me aseguro de que se haga.” Claramente este terrorista sería el primero en tirar la primera piedra, y es así como comienza un ping pong de preguntas y respuestas entre ambos para convencerse el uno al otro de qué es lo que están haciendo con sus vidas. Mientras uno cree estar haciendo lo correcto y provoca al otro con la revelación de varios datos de su vida sólo para hacerlo enojar, el otro comienza a mostrar ciertas habilidades escondidas para darle mayor dinamismo a este ida y vuelta. La mesa está servida, gracias Netflix.

El resto es puro cliché del más hermoso: está la agente o detective afroamericana (no existen mujeres no afroamericanas al parecer como detectives, es un patrón que veo repitiéndose bastante) que huele lo oscuro de la situación gracias a su implacable sexto sentido, el típico jefe con mucha panza y poco compañerismo (Hank de Breaking Bad), la esposa ideal e impoluta, el compañero de Ethan que piensa que anda en algo turbio, el villano que muestra signos de desinteligencia conforme a se va desarrollando la trama, y un segundo villano recluido en una camioneta que al salir se vuelve un instrumento de relleno. Eso sí, Ethan dejaría la vida por su pareja, de eso no cabe dudas. La historia no podía terminar mal. El mal siempre es vencido por el bien dicen los manuales de Netflix.

En el final suena ‘Christmas’ de Darlene Love, como toda película navideña DEBERÍA hacerlo. Kopek es ahora una eminencia en la policía local de Los Angeles, tiene a su recién nacido en brazos y finalmente tras una fatídica Navidad repleta de tiros, conspiraciones y amenazas esperaron un año para volver a ese mismo aeropuerto y volar a Tahiti, en donde muchas olas y centenares de mango los están esperando. Y colorín colorado, este cuento ha terminado. O quizás no, ya que ¡ups! se me cayó una secuela en camino. Pero esas son sólo suposiciones mías.

POR JERÓNIMO CASCO

Publicado el 18 de DICIEMBRE del 2024, 19.19 PM | UTC-GMT -3

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