Durante la década de 1950 y principios de la del 60 Alfred Hitchcock en los Estados Unidos no era reconocido como lo que, en definitiva, él era: un realizador enorme, parte del grupo de los más grandes que hubiera dado el cine. En Europa, sin embargo, el director de Psycho y The Rope era señalado por la vanguardia de aquel entonces, con la revista Cahiers du Cinéma a la cabeza, como un auteur. Ellos sí que la vieron. Un caso similar ocurrió durante muchos años en su tierra con Clint Eastwood, el hombre que se ubicó a los tiros en el podio del cine de Hollywood con su personaje de Harry el Sucio (y antes a caballo del western), pero que escaló hasta el pedestal de los infaltables gracias a su poderosa filmografía como director.
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Comenzó su carrera cinematográfica en 1955 como extra en la secuela del clásico del cine B La criatura del pantano, titulada Revenge of the Creature (del rey de las B movies de aquel entonces, Jack Arnold), pero fue en los ́60 cuando saltó a la fama, a bordo del combo de spaghetti western de Sergio Leone. A partir de ahí Eastwood construyó una trayectoria indestructible como actor en legendarios films de cowboys y luego en la saga del policía fascistoide ya mencionado. Más tarde llegaría la etapa por la que transita aún hoy, cerca de cumplir un siglo de vida, y que lo colocó en la historia grande del cine, la de realizador.
Aquí van diez películas dirigidas por Clint Eastwood que sintetizan su corpus como artista del cine.
Unforgiven (1992)
Dirigido y protagonizado por Eastwood, con un elenco que completan Gene Hackman, Morgan Freeman y Richard Harris, este western fue la punta de lanza del resurgir del género paradigmático de los Estados Unidos, y con sus mejores armas, entre ellas gloriosos planos americanos.
Más allá de los premios Oscar que obtuvo (mejor película, dirección, montaje y actor de reparto para Hackman), el film fue una muestra cabal de que el por entonces sexagenario Clint estaba listo para ubicarse en la historia grande del cine. Que la película esté dedicada a dos bestias sagradas como John Ford, Sergio Leone y Don Siegel es, además de un reconocimiento a los maestros, un pedido de permiso para tomar la posta.
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Letters from Iwo Jima (2006)
Un largo en el que el sello de Clint Eastwood como autor aparece en relieve. La Segunda Guerra Mundial se expone aquí desde el punto de vista del lado japonés, lo cual nos hace suponer que el director se enfrentó al desafío de contrastar esa mirada con la suya, marcada por su pertenencia al nacionalismo conservador.
El trabajo (con guion de la japonesa Iris Yamashita, basado en el libro homónimo de Tadamichi Kuribayashi y Tsuyoko Yoshido) no apela a grandes bajadas de línea contra el belicismo como las que sí ha desarrollado gente como Terrence Malick (The Thin Red Line, 1998), por citar un caso. La elección de Eastwood es la del retrato lúcido y el pulso firme, a través de lo cual plantea en pantalla una ficción sobre algunos de los aspectos más repugnantes de los enfrentamientos armados. Sangre, dolor y lágrimas,
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The Bridges of Madison County (1995)
Se trata, por demolición, de la película romántica más icónica de Clint Eastwood, que no solo dirigió sino que además protagonizó con la gran actriz americana del siglo XX: Meryl Streep.
El melodrama, que incluye la mejor escena romántica que se haya planteado a bordo de una camioneta, presenta una estructura clásica, en modo Hollywood de oro, pensada para el gran público, ese que reafirmó al actor/director como galán maduro pero, por sobre todas las cosas, como el gran actor que es aunque jamás haya recibido el reconocimiento suficiente en ese rubro.
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Bird (1988)
La biografía que el cine le debía a Charlie "Bird" Parker llegó a fines de los `80s. Uno de los próceres de la historia del jazz y el blues es aquí, además, ,la excusa para un trabajo de dirección y montaje extraordinario, atravesado por una banda de sonido compuesta por los ángeles de la improvisación y el refinamiento con los que Clint Eastwood cultivó el oído durante toda su vida. Jazzeros del mundo, uníos y sentaos a ver esta obra maestra.
A Perfect World (1993)
Un guion perfecto con la firma de John Lee Hancock (el mismo de la también impecable Medianoche en el jardín del bien y del mal) y un Clint dirigiendo con mano de hierro y mirada humanista, algo que entonces provocó discusiones insólitas sobre si el ex Dirty Harry se había “ablandado” y/o si había cedido a la corrección política contra la que sigue peleando hoy con 94 años encima.
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Midnight in the Garden of Good and Evil (1997)
El elenco encabezado por Kevin Spacey (que compone a un dandy gay que se niega a salir del clóset), John Cusack y Jude Law, se ve envuelto en una trama de crimen y su confluencia en un mar de sospechas, acusaciones y dobles caras.
El libro de John Berendt de 1994 en el que está basada la película fue prohibido por denuncias de familias conservadoras por el presunto contenido “pornográfico” de sus páginas. Clint Eastwood lo leyó, se preguntó qué le pasaba a esa gente que denunciaba esas cosas y decidió llevarlo al cine. El resultado fue un thriller oscuro atravesado por Hitchcock y a la vez con el copyright de un artesano de la cámara, un arquitecto del relato cinematográfico.
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Dirty Harry (1971)
Si bien el crédito de la dirección de esta primera película de la saga es para Don Siegel, lo cierto es que la personalidad que nos ocupa también formó parte del equipo detrás de cámara. En paralelo a Dirty Harry el rudo de Clint filmó su primer opus, el irregular pero prometedor thriller Play Misty For Me, que también protagonizó. Ello lo llevó a colaborar con Siegel y dirigir él mismo una de las secuencias más recordadas de la película, en la que vemos a Harry rescatando a un suicida.
Gran Torino (2008)
Un hombre, su soledad, su patriotismo exacerbado y un barrio en el que convive con la América negra. En el que quizá sea el más grande contraste conceptual con su etapa de policía todo terreno, Eastwood acá transita algo parecido a un purgatorio ideológico, del funcionalismo radicalizado al humanismo bien entendido, montado sobre una historia que conmueve sin golpes bajos, que fluye gracias a un trabajo de guion impecable (a cargo de Nick Schenk, el mismo de la remake de Robocop) y que coloca a nuestro héroe del día en el lugar de alguien que confirma que, sí, al final era uno de los buenos.
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Piano Blues (2003)
Esto sí es cine, diría un meme. Las casi 13 horas que componen esta locura enciclopédico-melómana-freak que creó Martin Scorsese en formato de serie, bajo el título sabio y categórico de The Blues, tuvo a Clint Eastwood como uno de sus directores. El episodio del que se encargó Eastwood lo tiene como músico amateur sentado al piano, tocando y repasando la historia del instrumento junto a algunos de sus ejecutores más emblemáticos.
Pasan frente al lente nombrecillos como Ray Charles, Dr. John, Marcia Ball, Dave Brubeck y más. Y el archivo es, también, una delicia. Quien quiera oír que oiga.
Mystic River (2003)
Sean Penn, Kevin Bacon, Tim Robbins, Laurence Fishburne, enmarañados en un (otro más) guion de hierro, en este caso con firma de Brian Helgeland, basado en la novela homónima de Dennis Lehane. Eastwood construye un thriller dramático que conjuga fantasmas del pasado y tragedias familiares del presente. A los trabajos inmaculados de los integrantes del cast se suma un relato clásico, prolijo y a la vez desatado de cualquier tipo de puritanismo ramplón a la hora de contar lo que en definitiva es una historia de espejos rotos y vidas desoladas.
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